llegó la policía a la fiesta de mi ipod.

dentro de algún viaje, odie a mi mejor amiga y la razón por lo cual lo hice, se volvió mía: un ipod video. debo admitir que nuestra distancia nos ha hecho escuchar cosas distintas, y es algo que en el futuro debo cambiar, pero no podría alejarnos más. después de un tiempo y severos problemas para con mis oídos, lo vacié. alguien lo llenó de música casi imposible de escuchar para mi hace unos 10 años atrás, pero agradezco haber encontrado ese disco de 6 voltios sobre la mesa hace tanto tiempo (no por ser fan de los voltios -ni los escucho- si no porque me hizo ver más allá de cada pachotada que mi ex cantaba, y con el tiempo aprendí a escuchar). lo llenaron con tanta música que parece inacabable, de tenerlo tanto tiempo y sin escuchar nuevas bandas casi, pero es aquí donde viene el problema; no tiene la misma emoción de cuando yo los descubro. sé no soy una conocedora de la música, que escucho a los doors porque me recuerda a cuando era pequeña o a los beatles porque he visto tantos vinilos en casa, o a santana por el valor sentimental que guarda, pero es que guarda aún más. porque no tiene sentido escuchar tanta melodía que me recuerda a alguien que me cambió bastante, si ya no esta. -que boludez! al final, todo se resumió a un chico-. pero hoy, ahogada en la sensación de tanto silencio dentro de discografías enteras de tantos grupos, tiraré abajo los parlantes, volveré los audífonos mudos otra vez y no volveré a hablar de aquella fiesta que tu y yo tuvimos.